De no ser por una afortunada sucesión de casualidades y encuentros, Charles Darwin podría haber pasado fácilmente sus días como párroco rural. La oportunidad para este joven que nunca había viajado más allá de Escocia se le presentó en forma de misión de reconocimiento a Sudamérica a bordo del navío Beagle. Este libro narra precisamente esta primera aventura del naturalista que le llevó, años más tarde, y gracias a la minuciosa compilación de datos sobre la fauna y la flora autóctonas de los países visitados, a la elaboración de la teoría de la evolución. Pero sus experiencias no se limitaron al ámbito de la ciencia y la naturaleza.
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